Adevice nació en 2008 en la Escuela de Ingenieros de la Universidad de Sevilla por iniciativa de dos catedráticos: Ramón González Carvajal, vicerrector de Transferencia Tecnológica, y Antonio Jesús Torralba Silgado, del departamento de Ingeniería Electrónica. En estos seis años de andadura, la «spin off» sevillana se ha abierto camino en el mercado de la tecnología inalámbrica, con un software y hardware propio —hecho al completo en Andalucía— que aporta soluciones prácticas en campos como la telemedición de contadores de la luz, el agua o el gas. Son los llamados contadores inteligentes que permiten a la empresa suministradora hacer la lectura de consumo y detectar averías y fugas por control remoto.
Adevice lanzó su solución al mercado en 2012 y tiene ya en su cartera de clientes a empresas de ingeniería, consultoras e integradores de comunicación, según señala María Gil Cabrera, directora ejecutiva de la empresa sevillana. Subraya que esta tecnología garantiza un bajo consumo energético. «Con muy poca batería el dispositivo puede transmitir por un periodo de hasta diez años», explica.
La spin off, que cuenta con una plantilla de 15 trabajadores (el 90% ingenieros) está actualmente «particularizando» su herramienta tecnológica para Emasesa (Empresa Metropolitana de Abastecimiento y Saneamiento de Agua de Sevilla) para «telemedir los contadores de agua que tenemos en casa», señala María Gil. Adevice ha realizado ya una prueba piloto de telelectura con 500 contadores de usuarios particulares y en los próximos meses hará un despliegue hasta llegar a 10.000 contadores, una fase que prevé finalizar en el mes de octubre.
Emasesa seleccionó la tecnología de Adevice para diseñar su propia solución, y la instalación y el proyecto en sí lo va a desarrollar la unión temporal de empresas formada por la sevillana Isotrol y la gallega Arteixo. «Emasesa tiene unos sistemas muy sofisticados de gestión y nuestra tecnología lo que añade es la recepción automática de las lecturas de contadores y las alertas de mal funcionamiento y fugas», subraya la directiva.
Esta empresa de «adn» universitario tiene su sede en el parque tecnológico Cartuja 93, próxima a la Escuela de Ingenieros Industriales. Con una cifra de negocio de 300.000 euros en 2013, la previsión es triplicar ventas en el presente ejercicio y aproximarse al millón de euros, apunta María Gil. Este crecimiento se apoyará en un nuevo campo de negocio, sus dispositivos para conseguir más eficiencia energética en las empresas, que le está aportando una notable cartera de pymes.
Fuente: ABC